Flores flotando como si desafiaran la gravedad, tomates que se colaron como estrellas invitadas y nubes rosadas sobrevolando las mesas. Esta boda no siguió el guion: fue una fiesta entre lo silvestre y lo chic. De día se siente fresco y campestre, y de noche se vuelve cálido e íntimo con velas y luces suaves. Cada arreglo era una sorpresa—colores que bailaban juntos, formas caprichosas, y ese toque de “no sé qué” que te saca una sonrisa. 

Fotos: Irina Khatsernova y Carolina Luna

Ambientación: Hermanas Caradonti

Organización: Mechi Piñero y Clara Laferrere