En el marco de un proyecto colaborativo, esta instalación artística transforma un espacio arquitectónico histórico en un escenario cargado de misterio y poesía. El grupo de artistas intervino el entorno con suculentas y crestas rojas, cuidadosamente elegidas para integrarse de manera casi orgánica al sitio, generando la ilusión de un ecosistema que hubiese crecido allí de forma natural a lo largo del tiempo.

A modo de relato visual, la obra dialoga con la arquitectura en ruinas y sugiere una narrativa propia, evocando un lugar donde el paso del tiempo y la naturaleza se entrelazan. Los kimonos de terciopelo pintados a mano por Guillermina Lynch, dispuestos como piezas escultóricas, completan la puesta con su impronta textil, sumando capas simbólicas y sensoriales.

Esta instalación invita a recorrer un mundo inventado, donde la intervención artística y el entorno se fusionan para narrar historias de resiliencia, belleza y memoria.

Artistas: Barbara Bertone, Guillermina Lynch, Cecilia de la Fourniere, Irina Khatsernova

Fotos: Irina Khatsernova y Barbara Bertone